
La leyenda más antigua dice que el abuelito que vive en la luna sale por la noche buscando personas destinadas para ser parejas, cuando las encuentra, las ata con hilo rojo, así nunca se separan.
Ahora la leyenda se aplica también a personas que desean unirse. Quedan atadas con hilo rojo y ya no habrá manera de separarlas.
Un hilo rojo, invisible, conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, del lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca podrá romperse.
No es la carne y la sangre, sino el corazón lo que nos hace padres e hijos.
No tendrá nuestros ojos, pero sí nuestra sonrisa.
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